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Roxana Fajardo y su hijo Eduardo se enfocan en el bowling y se entusiasman con los Juegos San Salvador 2023

Cada tarde Roxana Fajardo, atleta de bowling y del Programa Esfuerzo y Gloria del INDES, junto a su hijo Eduardo Andrés llegan puntuales a las instalaciones de la Federación Salvadoreña de Bowling (Fesabowl) para su respectiva práctica la cual realizan con mucho entusiasmo y dedicación.

El esfuerzo en cada práctica ha dado frutos y por el momento Roxana y Eduardo son parte del proceso selectivo de la Fesabowl en el cual tienen latente el sueño de representar al país en los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023.

“Muy emocionada de pertenecer y representar a El Salvador, desde el momento que nos ponemos la camisa ya es motivo de alegría y ahora compartir con mi hijo Eduardo es emocionante saber que llevamos un legado para poder representar a nuestro país y es lo que nos tiene motivados”, enfatizó Roxana, quien fue la campeona nacional femenina del 2022.

De cara a los Juegos San Salvador 2023, Roxana también sueña con celebrar una medalla ya sea en individual, por parejas o en equipo.

“Mi meta es trabajar fuerte en los entrenamientos, estuvo una semana con nosotros el argentino Lucas Legnani y la idea es mejorar la técnica, obviamente, el objetivo a lograr es una medalla, no importa el color, porque para nosotros es una medalla para el país y será con el esfuerzo y amor a nuestro país”, expresó, la atleta que en su palmarés suma medalla de bronce junto a Edith Quintanilla y Jami Escobar en el Campeonato Centroamericano y del Caribe Guatemala de Bowling 2021.

A la espera del clasificatorio de la federación, su hijo también comparte el mismo anhelo. “Sería único en nuestras vidas, nunca hemos tenido la oportunidad de representar juntos al país en este deporte. Yo estoy inscrito en la lista larga pero se viene el clasificatorio”, dijo el bowler.

Ver a madre e hijo entrenar en la pista de la Fesabowl es una escena frecuente desde finales de 2015 cuando Roxana decidió llevar a su primogénito a la bolera. Las continuas visitas a la federación y el deseo de su hijo de ser un atleta y seleccionado nacional, convencieron a Roxana de reabrir su expediente como atleta de alta competencia.

Por su parte, Eduardo Andrés, de 14 años de edad, suma ya siete años de ser atleta, ya representó a El Salvador como seleccionado juvenil y fue nombrado promesa del año de la Fesabowl en la gala de la Espiga Dorada 2022.

“Verla jugar a ella hizo que ese amor que yo tuviera al boliche incrementara, desde que la vi jugar y desde pequeño me traía los entrenos, eso hizo que ella empezara poco a poco a regresar al bowling”, dijo el joven atleta.

El otro orgullo de Roxana es Alejandra, su hija de ocho años, quien ya cumple un año de practicar bowling.

“Es un juego de emociones, porque yo ya sé qué es ser atleta y ahora está esa sensación como madre de poder decir que junto a mi hijo podemos estar luchando para poner en alto el nombre de El Salvador. Es una sensación inexplicable pero muy bonita, no todas las madres pueden tener esa dicha que nuestros hijos tengan el mismo amor al deporte que nosotros y es parte de lo que yo he tratado de fomentarle a él”, dijo la atleta, con marcado orgullo.

REGRESO CON DOBLE MOTIVACIÓN

Roxana comenzó a derribar pines, de manera formal, en 1996, pero en 2008, después de convertirse en madre de Eduardo Andrés y Alejandra decidió hacer una pausa de 10 años en el deporte a la cual puso fin a finales del 2019 cuando decidió retomar sus entrenamientos de manera continua y seria.

“Me había retirado del bowling por mis dos hijos, pero, al igual que mi madre hizo conmigo, yo comencé a llevarlos a los entrenamientos de bowling, él comenzó a ganar en las competencias estudiantiles y juveniles”, explicó la deportista.

La participación en el torneo de Padres e Hijos que organizó la federación en el 2015 confirmó su decisión de seguir en la alta competencia.

“Eso fue como el click que me hizo regresar a la bolera, porque cuando uno ya tiene hijos hay prioridades, mi hijo me animaba a jugar, nos fue muy bien y ganamos el evento, desde entonces empecé a jugar otra vez para apoyarlo a él y mis compañeros de la federación también me decían que regresará a la competencia”, amplió la atleta.

Eduardo alterna el bowling con sus estudios en el Colegio Especializado para atletas de Alta Competencia de FESA, donde cursa octavo grado.

Ver a Eduardo ya como atleta y a Alejandra con un proceso formativo en marcha, vuelve más significativo todos los sacrificios y esfuerzos de Roxana, quien explicó que en los últimos 12 años se encargó de la educación y cuido de sus hijos.

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